Llega la hora de la verdad, es un miércoles y te has pasado todo el día currando como si se te fuera la vida en ello, miles de reuniones, miles de proyectos entre manos, y un sinfín de cosas más pero ¿sabes lo que no has hecho? ejercicio, sí señor, a ir del coche al curro y del curro a tu siguiente reunión no se le puede atribuir la palabra ejercicio, estarías insultado a ese sinfín de personas que realmente se dejan la piel en el gym o en sus actividades deportivas favoritas.

Pero claro, llegas a casa y te apetece desconectar de todo, te inventas mil y una razones para no ir, incluso comienzas a justificarlas mentalmente para no sentirte mal. Entre las ideas que inundan tu mente en tan delicado momento se encuentran algunas como  “Bah, si por un día que no vaya qué más da”; recibir un inesperado whatsapp de un grupo de amigos puede ser la clave “Si es que nunca quedan y al final me pierdo todas”; o simplemente te escudas en el tiempo (llueve) “Si es que con la que está cayendo solo me apetece quedarme en casa viendo una peli, que me lo merezco, si es que así al final me voy a poner malo y tengo que ir mañana bien fresquito” y como si de un gremlin se tratara, ahí se pone punto y final a algo que podría haber contribuido a tu bienestar físico.

Así es, desde que te inscribes comienzas a tener esa relación de amor odio (siempre muy sana) con tu gimnasio. Sabes que es bueno para ti y te encanta cuando estás allí (y si puedes sacarte alguna que otra foto in situ para tu instagram mejor que mejor) pero justo antes de ir te encuentras ante esa tesitura, un millón de planes mejores que te iluminan, desde ver a amigos que nunca ves, hasta proyectos caseros que tan solo duran un par de tardes.

¿Pero por qué? te preguntas.  ¿Por qué esa pereza tremenda se apodera de ti con la sensación tan buena que se te queda en el cuerpo cuando sales y has cumplido con tu mañana/tarde de gym? ¿Y sabes? nosotros no te podemos dar una respuesta a eso, pero sí que podemos darte algunas claves para que eso no te vuelva a pasar. Y aquí está la clave. Haz un repaso de tu entorno social, de gente del curro con quién te gustaría estrechar vínculos, ese amigo al que le gustan los mismos deportes que a ti, o incluso tu hermana. La cosa tener un compañero que no te vaya a dejar tirado en último momento. Y aquí te dejamos algunas de las razones por las que no te arrepentirás.

1. Lo primordial, no irás solo

Seamos realistas, cuando somos dos es más difícil echarse para atrás porque siempre os animareis el uno al otro. De esta forma ninguno faltará.

2. Estrechar lazos

En las grandes ciudades a veces se nos hace un poco más difícil de lo que nos gustaría quedar con algunas personas. Crear la dinámica de practicar algún deporte juntos evitará que este problema se de. De esa forma crearás un vínculo con ese compi del curro con el que nunca quedabas, o con ese amigo al que te parecía imposible ver.

3. Tienes acceso a deportes que no son individuales

Esta es una gran ventaje ¿no crees?. Practicar ese deporte que tanto te gusta pero para el que no es una opción tener compi.

4. Crecereis juntos haciendo deporte

Practicar un deporte juntos os unirá más y convertirá ese hobby en una pasión, y ¿qué hay más bonito que tener una pasión en común con un amigo?

5. Plan después del gym

A ver, no nos engañemos, que todos sabemos que más de uno vais a hacer deporte con amigos por los planes que hay después, y eso no está mal. La motivación siempre presente.

 

6. Reto sano

Competir con tu amigo te motiva a ser mejor en ese deporte que tanto os une. Estamos hablando del “pique sano”, no de volvernos locos por perder, o porque se nos de algo peor que a nuestro fiel compañero.

7. Hacer deporte te pone de buen humor

Eso es así, y si vas con una amiga con quien hay risas aseguradas saldrás suave y reseteado de todas las tensiones que tenías durante la semana. ¡No me digas que no vale la pena!

 

8. Si no le pillas el tranquillo

Así es, hay gente más habilidosa que otra, y personas que lo pillan a la primera, puede que seas uno de ellos o puede que no. Y no pasa nada. Si algo se te da mal y no has terminado de pillarlo (no haces bien las repeticiones o no has pillado el movimiento del profesor) tu compi podrá echarte un cable.

9. Outdoor

Si es un deporte que puede hacerse fuera del gym, tener a tu compi puede hacer que en momentos de vacaciones si coincidís los hagáis juntos.

10. Los recuerdos que te quedan cuando miras atrás   

Sin duda una de las partes más bonitas es lo que construís juntos. Esas tardes que habéis disfrutado practicando algo que tanto os gusta a ambos será lo que os deje un buen sabor de boca en el futuro.

 

A partir de ahora, si has seguido nuestro consejo, no existirá excusa para ir al gym a hacer un poquito de deporte acompañado de amigos y a la vez haciendo algo que es muy positivo para tu cuerpo y mente.